lunes, 15 de octubre de 2012

El efecto del cepo cambiario en el mercado inmobiliario

Uno de los tantos sectores afectados por el cepo cambiario impuesto en Argentina ha sido el inmobiliario. Junto con el recrudecimiento de esta medida, las noticias sobre caídas en escrituras y permisos de construcción se volvieron habituales en los últimos meses. La contracción del sector también se ha reflejado en el índice sintético de actividad de la construcción (ISAC) que publica el cuestionado INDEC:

Fuente: INDEC y Cámara Inmobiliaria Argentina

A fines del año pasado, el sector ya había empezado a exhibir cierta debilidad; desde abril del corriente año, entró en una etapa claramente contractiva. La estadística sobre cantidad de escrituras en la Ciudad de Buenos Aires publicada por la Cámara Inmobiliaria Argentina (cuyo último dato disponible es mayo) confirma la fase contractiva: la cantidad de escrituras de los últimos meses son inferiores a las observadas en 2011. Asimismo, resulta llamativo el dato de 4300 escrituras de Febrero 2012, dado que hay que remontarse hasta la recesión de 2009 para encontrar un dato más bajo que este (4001 escrituras también en el mes de Febrero, que es estacionalmente el de menor actividad).

Como también puede observarse en el siguiente gráfico, la tasa de inversión en el sector de construcción a precios constantes de 1993 también se ha deteriorado:

Fuente: INDEC

Si bien la misma presenta una tendencia decreciente desde antes del cepo cambiario, no puede dejar de notarse que, luego de aumentar en el cuarto trimestre de 2010 en relación al mismo período de 2009, la tasa de inversión volvió a reducirse en el último trimestre de 2011. Además, esta situación contractiva se repitió en los primeros dos trimestres de 2012, lo cual implica una caída sostenida de 3 trimestres en el peso que este tipo de inversiones tiene en el PBI.

Tal vez alguien podría pensar que es lógico que, después de varios años de extraordinaria bonanza, este sector sufra un ajuste. Al fin y al cabo, nada puede escapar a la ley de gravedad: todo lo que sube, algún día tiene que caer. Aunque esta ley no parece ser estrictamente cierta para la economía (después de todo, aunque ha habido algunos tropezones importantes, el volumen de producción de la economía global ha crecido en los últimos siglos), hay un buen motivo por el cual el gobierno no debería subestimarla en este caso.

De acuerdo a los últimos datos publicados por la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos, el mismo organismo encargado de ejecutar las regulaciones a la compra de divisas), en Marzo de 2012 había 440.308 empleados registrados en el sector construcción, además de otros 852.421 en servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler. Si sumamos ambos datos, los dos sectores representaban un 20,5% del total de empleados registrados del sector privado. Por lo tanto, un gobierno que compromete la situación laboral de una parte significativa de la fuerza de trabajo no puede evitar pagar un precio político por esto.

Aunque esté herido, el sector inmobiliario no está muerto, fundamentalmente debido a que los factores económicos que iniciaron la desaceleración económica parecen estar revirtiéndose (léase, la economía brasilera se estaría recuperando). Es factible  y deseable pensar en un mercado de inmuebles que opere en moneda nacional, pero hacerlo por la fuerza no parece estar dando muy buenos resultados. El camino correcto es crear las condiciones macroeconómicas que induzcan a los participantes del mercado inmobiliario a operar en moneda nacional, dentro de las cuales necesariamente debería estar una menor tasa de inflación y un mayor respeto por la seguridad jurídica. Pero con un gobierno de perfil muy combativo que no está acostumbrado a negociar, este camino parece una quimera y no queda otra que creer que el cepo cambiario llegó para quedarse.

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